La profecía autocumplida es un sesgo en la percepción a través del cual anticipamos hechos y sus consecuencias antes de que ocurran y con una seguridad aplastante de que aquello que creemos va a suceder.

La profecía autocumplida en psicología ha estudiado cómo las personas responden a la percepción y al sentido que le dan a una situación y no a una realidad objetiva y cómo eso influye en sus conductas respecto a esa situación.

Ejemplos de profecía autocumplida

A continuación, vamos a verlo con 2 ejemplos de profecía autocumplida:

Ejemplo 1 de profecía autocumplida

Supongamos que vamos a realizar un ejercicio físico que por nuestras capacidades sabemos que lo podemos hacer, pero hacemos una valoración negativa. Esto provoca que nuestro comportamiento se va a ver afectado por esa pensamiento o valoración negativa y nos acabará saliendo mal el ejercicio, no por falta de capacidad, sino por convencimiento de que el pensamiento negativo era cierto.

Ejemplo 2 de profecía autocumplida

Supongamos que esta vez vamos a una entrevista de trabajo, en la cual el perfil que buscan se adapta totalmente al nuestro, pero ese día pensamos que no nos van a seleccionar. Esto va a provocar que nuestro comportamiento vaya acorde a nuestro pensamiento, por tanto, probablemente no nos seleccionen porque mi comportamiento no ha sido adecuado.

Profecía del autocumplimiento y sus efectos – Efecto Pigmalión

Además de todo lo anterior, la profecía del autocumplimiento nos distorsiona la realidad (sesgo de confirmación).

Es decir (aplicándolo a los ejemplos anteriores) confirmas que no te ha salido el ejercicio porque realmente no eras capaz de realizarlo o que no te han seleccionado en la entrevista de trabajo porque no te ajustabas al perfil, cuando muy probablemente sí te ajustabas al mismo, pero tu pensamiento te jugó una mala pasada.

Este comportamiento, también viene derivado o influenciado de cómo nos tratan los demás. Es decir, el llamado efecto Pigmalión. Según lo que pensamos de una persona, la tratamos de manera diferente, y le transmitimos de forma directa o indirecta nuestra creencia, lo cual, tendrá efectos en el comportamiento de esa persona, ya que responderá al tipo de trato que le damos.

Veámoslo con algunos ejemplos:

Ejemplo 1 de Efecto Pigmalión

Si un jefe tiene expectativas bajas y desconfianza ante sus empleados, ese trato generará desmotivación y bajo rendimiento, en cambio, si un jefe tiene confianza en sus empleados y los trata con expectativas altas, estos empleados se sentirán motivados y serán más eficientes.

Ejemplo 2 de Efecto Pigmalión

Si un profesor tiene expectativas positivas sobre el rendimiento escolar de sus alumnos, estos alumnos recibirán más atención que las que recibirían si el profesor tuviera expectativas nulas. Esto provocará un vínculo más cercano entre profesor y alumno que hará que el aprendizaje sea mucho más productivo, confirmando así las expectativas de su profesor.

Conclusiones de la profecía autocumplida o efecto Pigmalión

La profecía autocumplida puede ser tanto buena como mala. Por ejemplo, si actuamos de manera positiva motivando a esa persona porque realmente creemos que puede conseguir ese objetivo (ojo, siendo realistas), esto ayudará a que esa persona lo consiga. Pero también puede darse de manera negativa, cuando creemos que esa persona no va a conseguir ese objetivo (para el cual sí está capacitado). Por ejemplo, que los padres le digan a su hijo que no estudie una carrera porque es muy difícil, son muchos años y que si se desmotiva va a perder tiempo, pues muy probablemente si decide hacer la carrera y “tiene algún bache” por el camino, se desmotive y deje la carrera, cumpliéndose así la profecía autocumplida.